El capo de los mercenarios que se rebelaron hasta llegar a las puertas de Moscú pide a gritos una serie o un filme
Comenzó con la venta callejera hasta amasar una fortuna
| Carlos Pérez Rivera | carlosprivera@esmaile.es |
Yevgueni Prigozhin. Su nombre da miedo incluso oírlo. Vaya tipo. No ha habido en los últimos años un personaje tan indescifrable y a la vez tan arquetípico como para interesarse sobre una vida llena de contrastes, altibajos, mucha bilis y un exceso absoluto de testosterona. Si ya con la implosión del Titan, el escarabajo submarino que cayó en las fauces abisales, había una película segura para el desatino de ese sumergible, este 2023 ya tiene por delante otra historia necesaria y millonaria en taquilla con el jefe de los mercenario Wagner. De sufrir en la guerra de Ucrania más de lo previsto a presentarse de forma suicida a las puertas de Moscú y dirigirse ahora a un extraño exilio en Bielorrusia. ¿Hasta cuándo vivirá Prigozhin en sus circunstancias actuales por mucho que le pueda blindar su guardia pretoriana?
Este capo ruso excede los clichés y es un tipo de lo más peligroso, de lo más fascinante, y de lo más intraducible. Como mucho de sus soldados, pasó un largo tiempo a la sombra y desde la cárcel mantuvo en crecimiento una fortuna que se ha disparado con el negocio de la guerra en lugares como Siria, la República Centroafricana, Libia y ahora en Ucrania. Las bajas en su ejército de unos 30.000 hombres originaron esos huracanes de ira que ha mostrado ante las cámaras.
Hasta llegar a la trinchera, y después de intrigar en la celda, fue vendedor callejero, con un carromato de salchichas. Mal tipo, frío con el Glacial Ártico, con sus actividades de delincuencia fue creando un emporio de dinero, sicarios y expertos en todo tipo de maldades, incluido hackers para que los bots campen por todo el globo intoxicando, provocando. Sus métodos de terror, en horrendas torturas públicas, son sólo un ejemplo de cómo se las gasta. Su marcha desde Rostov camino a Moscú, a plantarle cara a Putin, puso a Rusia contra las cuerdas durante unas 24 horas. A partir de ahora todo es posible en este conflicto al Este. Prigozhin tiene un papel fundamental, todavía. Ha dado alas a una oposición a Putin donde pueden estar juntos los más extraños aliados para meter trilita en el subsuelo del régimen.
Este terrorista y maestro de todo tipo de actividad malhechora nació hace 62 años en Leningrado, actual San Petersburgo, y en su localidad natal pasó del carrito de los perritos calientes a tener un servicio de catering y un restaurante que le abrió las puertas de los despachos políticos. Daba de comer bien a los políticos y empresarios influyentes y sobre todo ingresaba por contratos públicos a través de sus servicios de hostelería. Este empresario avispado y sin escrúpulos comenzó por trinchar solomillos y ha terminado siendo un señor de la guerra. Del cuchillo a la bayoneta. El cocinero del dictador, el brazo desalmado del régimen. ¿Qué productor no renuncia a hincar el diente para una superproducción de lo más siniestra?
Si en Hollywood no han anunciado aún una película sobre el ejército Wagner es porque aún están esperando a ver qué final tiene la película misma.